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Primera guerra mundial en color 3 Sangre en el aire. Hasta la actualidad la Primera Guerra Mundial siempre se había visto como algo que ocurrió en blanco y negro, pero no era real. Usando imagenes de archivo inéditas de Rusia, Alemania, Francia, Italia, Estados Unidos y el Museo Imperial de Guerra Británico, esta serie se ha coloreado usando la ultima tecnología por ordenador, devolviendo por primera vez el color a la Primera Guerra Mundial. Fue durante la Primera Guerra Mundial que se desarrollo el avión de combate, se introdujo el gas venenoso, se inventaron el tanque y los lanzallamas y se extendió el uso de la ametralladora y de la artilleria pesada. Esta serie aporta una retrospectiva única de los sucesos que ocurrieron entre 1914 y 1918 y que contemplo como 65 millones de hombres tomaron las armas para luchar el uno contra el otro.

Frente Occidental

Frente Oriental

Plan Schlieffen

Plan Schlieffen ejecutado por los Alemanes

El Video

En este  primer video que realize, como dice en el intro. se muestran imagenes de la primera guerra sobre todo de la guerra de trincheras y una serie de frases que me parecieron apropiadas, ya que muchas de ellas describen el horror de la guerra. la musica es de una pelicula francesa «Un long dimanche de fiançailles»

Wilhelm II (1859-1941)

Wilhelm II de Alemania

Tercer emperador de Alemania (1888-1918) y noveno rey de Prusia, nacido en Berlín, hijo del príncipe Federico de Prusia y la princesa Victoria de Inglaterra, y fallecido en Doorn. Exaltado al trono en 1888 por la muerte de su padre, Federico III, hizo gala de una energía exuberante en el manejo de los asuntos de gobierno, tanto interiores como exteriores, y en la dirección de la Armada y el Ejército.

Deseando gobernar personalmente, hizo dimitir (1890) a Bismarck la cancillería, que fue en adelante instrumento dócil de sus deseos imperiales. Ardiente defensor de la teoría del derecho divino de los reyes y autócrata furibundo por tradición y temperamento, estremeció a Europa con sus discursos que revelaban una exaltada noción de su superioridad imperial y pregonaban su decisión de mantener las altas tradiciones monárquicas de los Hohenzollern.

Ganoso de acrecer el poderío germano y de conseguir para su país un alto puesto en la esfera de la Weltpolitik, no perdió ocasión de llevar a efecto una audaz política de expansión colonial. Cultivando la amistad con Turquía, fomentó al mismo tiempo los intereses comerciales y financieros de Alemania con el Próximo Oriente. Su íntima relación con el Ejército y su creación de una poderosa Armada le proporcionaron los medios de defender sus intereses.

En el orden interior surgió un factor insoslayable: el auge de la social-democracia, que, a pesar del sentido de autocracia imperial de que estaba imbuido el emperador, obligó en varias ocasiones a tolerar el abandono o la derrota, por reaccionarios o imposibles, de diversos proyectos.

Vittorio Emanuele Orlando

(Palermo, Sicilia, 1860 – Roma, 1952) Político italiano. Licenciado en Derecho, llegó muy pronto a la cátedra universitaria, primero en Palermo y a partir de 1901 en Roma. Entró en la política como diputado del Partido Liberal en 1897. Se acomodó de modo profundo a la sociedad de su tiempo, por lo que pudo mantener una posición abierta en relación con los nuevos problemas políticos y sociales.

En 1885 había publicado una de sus mejores obras: Sobre la resistencia política individual y colectiva, en la que examina la solidez de las instituciones democráticas y sus relaciones con el individuo, preocupado en salvar la libre voluntad de este último en el juego de las fuerzas políticas. Excluía una revolución política, dadas las condiciones de la Italia de entonces, en tanto que admitía el peligro de una revolución social; y los movimientos producidos al poco tiempo demostraron cuán justa había sido esa previsión.

Un sincero espíritu democrático llevó a Orlando a apoyar, a comienzos del nuevo siglo, el experimento de Giolitti, con el que éste intentaba establecer nuevas relaciones entre el Estado y los ciudadanos, que llegarían a ser totalmente iguales: dijo él entonces, en oposición a los temores y los miedos de los conservadores, que la política interior de Giolitti aparecía conforme a la ley y al derecho, aprobando así, con su opinión de ilustre jurista, la nueva dirección del Gobierno. Con el mismo Giolitti fue ministro, una primera vez, de Instrucción Pública (1903-1905), y por segunda vez, de Gracia y Justicia (1907-1909).

Hombre todavía tenazmente vinculado a las pasiones del «Risorgimento» italiano, sintió verdaderamente la primera conflagración mundial como guerra de la nacionalidad, como la guerra que había de completar el largo proceso de la unificación italiana. Así, cuando después de la derrota de Caporetto, sucedió a Boselli en el cargo de primer ministro, con sus grandes cualidades de animador y con su profunda confianza en la justicia de la causa arrastró a todo el país a la revancha y a la victoria. En tales momentos, dio libre curso a su pasión nacional, porque, si algún defecto tuvo, como ha escrito Marcello Soler¡, fue «el de desconfiar de su idealismo y de sus flamantes cualidades, que trató algunas veces de amortiguar por temor de parecer un ingenuo».

Después de la guerra, defendió en la Conferencia de la Paz los derechos de Italia; pero se enfrentó con la oposición entre las aspiraciones nacionales y las tendencias imperialistas, de modo que prefirió regresar a Italia antes que suscribir peligrosas renuncias. Poco después, puesto en minoría en la Cámara, hubo de dejar el cargo a Nitti, que había sido uno de sus oponentes.

Georges Clemenceau

(Mouilleron-en-Pareds, 1841 – París, 1929) Político y periodista francés. Como periodista y líder de la izquierda parlamentaria, fue uno de los hombres más influyentes de la política francesa de fines del siglo XIX. Durante su segundo mandato como primer ministro (1917-1919), lideró el esfuerzo de guerra que condujo a Francia al triunfo sobre las potencias del Eje, y desempeñó un papel esencial en las conversaciones de paz que concluyeron en el Tratado de Versalles, consagrándose como una de las figuras más relevantes de la política de su tiempo.

Fue el primero de los seis hijos de una familia humilde. Nacido y criado en una región de fuerte tradicionalismo, Clemenceau recibió, sin embargo, desde muy niño, la influencia anticlerical y progresista de su padre, Benjamin, imbuido de los ideales de la Ilustración y de la Revolución Francesa. A los doce años ingresó en el Liceo de Nantes. Durante su época de estudiante en dicha ciudad se introdujo, por mediación de su padre, en los cenáculos políticos opuestos a Napoleón III y conoció a hombres notables del republicanismo radical, como el gran historiador Jules Michelet.

Su carrera política comenzó nada más iniciarse la Tercera República, en septiembre de 1870, cuando fue nombrado alcalde del distrito XVIII (barrio de Montmartre) de la capital francesa, donde desarrolló una importante labor social. En las elecciones de febrero de 1871, fue elegido diputado a la Asamblea Nacional por el departamento de Sena, en las filas de los republicanos radicales. Durante la Comuna de París, intentó mediar sin resultado entre el gobierno de Adolphe Thiers y el gobierno de los Comuneros, lo que le llevará a dimitir tanto de sus funciones de diputado como de alcalde de distrito.

Reelegido diputado por París en las elecciones generales de 1876, se impone como jefe de la oposición de extrema izquierda, luchando por la amnistía de los Comuneros, la separación de la Iglesia y del Estado, y en contra de la política colonial de Francia. Su oposición a las intervenciones militares francesas en el canal de Suez y en el Tonkín, así como su lucha por la supresión del Senado lograron la caída de varios gobiernos, lo que le valió el apodo de «El Tigre».

Fue uno de los artífices y destacados negociadores de la Conferencia de Paz de París en 1919. Durante la firma del Tratado de Versalles, formó parte de los que apostaban por castigar severamente a Alemania. El presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson, y el primer ministro británico, Lloyd George se oponían a esta visión de la situación y evitaron que los planes de Clemenceau se cumplieran en su totalidad. Mantuvo durante toda su vida la postura que Alemania había sido tratada de forma demasiado benevolente, por lo que varios historiadores contemporáneos le consideran en parte responsable de los errores del Tratado de Versalles.